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406 SERMON mó la; mano , pareccindole poco todo aquel cú- mulo de males, y resolviendo quebrantarle y molerle, en vez de prepararle algun refrigerio 6 consuelo, Los hombres pueden mortificar el cuerpoó la carne; pueden tambien afligir la par- te sensitiva Ó inferior del alma ; y esto es lo que habian hecho completamente , y hasta un punto increible con el Salvador. Mas donde ellos lo dexaron: donde tuvo su límite la inbu- manidad y fiereza; de donde no pudo pasar su fuerza y poder, allí comenzó y se estrenó el de su Eterno Padre, con un rigor y terribili- dad que hizo desaparecer la antecedente. Aun en la misma expresion —quebrantaré encuentro un particular énfasis y cremento wo c< incomprehensible, La cla de los hombres, que aun en el mayot aumento , en el punto mas subido de maligni- dad y furor, nunca. pasa los límites que le ha impuesto la Sabiduria y Providencia, al modo de los que asignó al mar para que no saliese de sus márgenes , y enfrenase la furia de sus olas al tocarlas, no permitió rompiesen Ó que- brantasen alguno de sus huesos. Los descafna- ron , desencajaron y sacaron de su lugar , contán- dolos todos, conforme á la expresion de David, es- a alusiva Á este in= to

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