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380 SERMON o, cion de la Congregacion y Esclavitud ilustre consagrada 4 su obsequio tampoco quedaria de- fraudada en sus deseos y votos; ni serian por eso inferiores las ventajas de la gloria del Se- ñor, y beneficio de las almas que se propone, Mas sin advertirlo , en una de las expresiones que acabamos de proferir, para manifestar nues- tra admiracion 4 vista de lo nuevo y desacos- tumbrado del objeto , hemos suministrado con que resolver la dificultad, y aquietar el ánimo cerca de la eleccion y oportunidad del tiempo de la solemnidad 4 que habeis convenido. Diximos que la solemnidad de la Resurrec- cion , á mas de substituir ideas festivas y plausi- bles 4 las melancólicas y funestas, que nos ha= bian ocupado antes y llenado de horror, nos presentaba estas mismas baxo otro aspecto que nos arrebata y transporta en vez de afli- giros y contristarnos. Sabido es que no hay co- sa tan suave, ni que así recree el ánimo , co- mo la memoria de los combates y peleas, de los trabajos y fatigas que se sostuvieron y devora- ron para conseguir el triunfo , el laurel, la co- rona , con que nos hallamos decorados , y -en= noblevidos. No: dudaré afirmar que es supe- rior su actividad y fuerza para deleytar, que lo LU fue