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A DE SAN AGUSTIN. 369 desconsuelo vino por último á perder la vida, pi- diendo encarecidamente al Señor le sacase de- ella antes de ver la ruina y exterminio de su amado Pueblo? Aquí se le vé levantar sus manos al Cielo', mientras Israél combatia sobre las mura- llas: exhortar, animar á sus hijos mas contra sus pecados, que contra sus enemigos: mas que 4 la guarda y defensa delas murallas, 4 la de sus almas, haciéndoles juzgar por la fe de los suce- sos humanos , viendo en las armas y furor de los Vándalos la espada y justicia del Señor, que los heria y trataba de excitar al dolor y penitencia de sus culpas: se le vé sacrificar lo que le quedaba de. vigor y de aliento, exclamando y pidiendo encarecidamente 4 su Magestad , que ó se le acrecentase para poder asistir 4 su Pueblo, ó le sacase de esta vida por no ver con:sus ojos tan: ta afliccion y cúmulo de males: se le vé final» mente espirar víctima de su zelo y caridad, lle- no. de dias y de méritos, ¡O fuerza y vehemencia la de la caridad, que devoras y consumes 4 los que posees y ani- mas , haciéndoles tan sensibles 4 los males age- nos, como indiferentes y descuidados en los pro- pios: ¿Es posible, Agustino, que con tu asom- broso talento no encuentras salidas y recursos, Ó TOM, la AAA por