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A DE SAN AGUSTIN. 361 menguas,; y. 4slo' que aparece , 4 la condicion del espíritu humano. El suyo tiene siempre pre- sentes'y frescas las ideas sin necesidad de susci- tarlas : nada ¡le.coge de nuevo :ó le sorprehende, ni se le puede: oponer dificultad ó argumento 4 que no dé una respuesta pronta y concluyente, Ningun hombre ha hablado de esta suerte, pus diéramos .exclamar , aplicando:4 nuestro insigne Doctor lo que dixeron antiguamente los Judiós del Salvador ; ningun hombre ha hablado, argui- do y disputado como-Agustino: ninguno ha poz seido y sido tan dueño de "la Sabiduria, que no necesitase mas que abrir su boca para ver- terla en la mayor abundancia y copia, con asom- bro de sus contemporaneos y de la Posteridad. ¿No ¡sobraba esto , Señores , para adquirir á Agustino «título de Grande por excelencia , sin que haya quien pueda compararsele y Ó acercar- sele de muy lexos? Si Señoress «Pero parando aquí , no tendria aquella Generalidad 6 Univer- salidad que hace su: caracter. Esta. le proviene del cúmulo de sus ministerios y funciones, que nos le presenta no comó uño, sino como un exército: de hombres bien ordenado, donde ¿un- que es una la accion, la conspiracion y el mo- vimiento , son en realidad muchos los que obran, TOM,1, 22 los