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DE SAN AGUSTIN. 349 paulatinamente con el exercicio de la peniten- cia, 4 costa- de esfuerzos, combates y peleas, Pudieramos sin impropiedad afirmar que la Gra- cia en el comun de los hombres y de los jus- tos , soldaba las quiebras que habia causado el pecado y el vicio. Sin embargo advertimos que en algunos singularmente privilegiados obra de un modo superior y extraordinario , formándo- los , Ó por decirlo así, fundiéndolos de nuevo, exercitando en ellos la qualidad y virtud de fue- go voraz y vehemente, que no solo ablanda si- no que derrite y liquida los metales; consiguien- do de esta suerte que no aparezca ni se descubra soldadura alguna que sea un recuerdo del desca- labro antecedente, apareciendo todo nuevo y fla- mante como si acabára de salir de las manos del Soberano Artífice , y no hubiera experimentado el menor daño. Asi nos dicen los PP. obró la Gracia en la Magdalena y en San Pablo, for- mándolos de nuevo y consumiendo en ellos de todo punto quanto había de malo y vicioso, sin necesidad de que trabajasen por purificar en sí las reliquias, y efectos melancólicos de su con- dicion y+estado antecedente , pasando repentina- mente, sin las dilaciones y demoras que son re- gulares é indispensables, de pecadores , escan= da-