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346 SERMON al Auditorio no nos impidieran explayarnos en él: No sé ciertamente que admire mas, la resisten- cia de Agustino 4 los impulsos de la Gracia, el empeño de esta, su triunfo, ó el duplicado ho- nor que la advino con la victoria; digo dupli- cado, porque al logro, a la conquista del co- razon de Águstino, se agregó su mismo lustre y crédito, como acabamos de decir. La fuerza de este espíritu extraordinario , conducido por la vanidad y curiosidad , se llena y ocupa todo de quimeras ¿ ilusiones, que le ocultan la verdad y separan del camino que conduce á ella : la rapidez de su carrera le hace alexar cada vez mas : la simple y modesta sabiduria de los libros sagrados le- parece despreciable y baxa ; indigna de compararse con la elevacion y magestad de los Oradores y Filósofos: el desprecio de las fuen= tes y manantiales de la verdad le precipita en el abismo de la mentira , en los errores y extra- vagancias de los Maniqueos: cree dos Principios Eternos , Ó dos Divinidades que se hacen una á otra la guerra: dos almas de inclinaciones opues- tas: no admite la Ley ni los Profetas: niega el uso del libre alvedrio, dándolo todo á una fa- tal necesidad que arrastre irresistiblemente al bien y al mal. La agitacion del corazon no es infe- rior