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DF LA FIESTA DE TODOS SANTOS. 3o1 porque no somos solícitos en hacernos dignos de que nos asista mas y mas, sucediendo por. el contrario que nos priva de lo que antes liberal mente nos concedia, en castigo de nuestras cul- pas y de. nuestra negligencia. Nuestra fe no es- tá ya expuesta á la violencia de: las persecucio- nes, y podemos, dice San Cipriano , ser Santos sin derramar Ja sangre» ¿Cómo será posible , pues, que la gracia que pudo sostener 4 los Santos entre los mas crueles suplicios y los horrores de la muerte , no tenga poder para asistirnos y sal. varnos de unos peligros tan inferiores y poco considerables > Si nos encontramos enredados en cuidados y solicitudes del Mundo , tambien lo estuvieron los Santos : si en ocasiones peligrosas, tampoco les faltaron a ellos: tuvieron que resis- tir como nosotros al torrente de la costumbre, y preservarse del contagio de los malos exem= plos: sí tenemos pasiones, si somos de un tem- peramento delicado , no tuvieron los Santos pri- vilegio alguno que-los eximiese de. estos y se- mejantes embarazos. Por otra parte ¿no sirvie- ron al mismo Señor, creyeron al mismo Evan= gelio , y esperaron la misma gloria y retribu- cion que nosotros? ¿No ocuparon los misios empleos y manejaron los mismos negocios, fre= qiien-

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