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DE LA DEDICACIÓN DEL ALTAR, 261 que se incendieú 4 un ligero descuido. Qual- quier menoscabo será facil de reparar , porque el descalabro de una parte mo traerá el de to- das- las: otras y:como-que se sostienen por si , se hallan desembarazadas y libres. La mayor pre- ciosidad+no puede ocultarse 4 los inteligentes, á los que juzgan por principios, y no se dexan deslumbrar y engañar de follages y tallas y mol- duras importunas, aman la sencillez, propiedad y orden, con relacion al objeto, al logar y al destino, la armonía y correspondencia de las par- tes entre sí y con el todo. El primor:se advier= te en el trabajo exquisito y prolixo de cada una de las piezas y partes tomadas por-sí, en'su bri llo y lucimiento, en el ayre y gracia que agra- da y encanta, aunque no pugna explicarse el por qué, Ya podemos A por bien empleada la rui= na, felicitarnos en ella , llamándola afortunada y dichosa. Nos causó en lós “principios disgusto, un justo recelo de alguna desgracia; taíiro mas que vivian muy particularmente expuestos á inz currirla nuestros Excelentísimos Patronos y su preciosa: prole, por su continua asistencia 4” la Iglesia 4 hacer oracion', oir y servir las misas, y demas exercicios de Religion y Piedad. He- mos