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DE LA B. MARIANA DE JESUS. 15 Mariana no. tuvo que combatir errores «contra la pureza y verdad de nuestros dogmas, ¿Pero no bastan y deben ocupar el primer Jugar las má- ximas erradas del Siglo que seducen , fasci- nan y arrastran. 4 sus seguidores? Los alhagos y amenazas con que alternativamente se la com- batió no se dirigian á hacerla desamparar y ab- jurar la Fe., como a las Lucías ,.Ineses, Ague- das, Polonias y demas Heroinas que tanto acre- ditaron la-Religion , confundieron el Paganismo, y santificaron los primeros tiempos que hacen la admiracion de los muestros. No fueron los ti- ranos y verdugos los que despedazaton sus car- nes, sirviéndose de los garfios , potros , catastas y uñas aceradas. Pero ambas cosas en vez de disminuir , antes realzan , dignifican y hacen in- comparablemente mayor el triunfo, segun hare- mos yer despues. Yo me recreo y deleyto en espíritu quan= do se me representan unas mugeres débiles por su sexo, por su edad , por su nacimiento y edu- cacion , alegres , festivas y desembarazadas de- lante de los Tribunales y Jueces revestidos de toda su autoridad y aparato. Me asombro. al ver- las serenas , tranquilas y sin la menor señal de turbación , dar. con intrepidez y una impudencia san-