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250 SERMON una puerta del Cielo, pues lo es cada Altar, en frase y lenguage de la Escritura. El incienso que: en él se quema , y «sube en olor de suavidad hasta el Cielo, es el símbolo de nuestras oracio- nes. Sobre nosotros descienden de él aquellas un- ciones espirituales y santas, que consuelan en las tribulaciones, que suavizan las amarguras de la mortificacion. Este es el lugar de nuestro inte= rior reposo , de nuestra oracion y oblaciones: el refugio de nuestra inocencia: en el que nos re= cibe la misericordia del Señor, nos instruye -su Evangelio , nos dirige su enseñanza y disciplina, Aquí lloramos nuestros pecados, derramamos nuestro. corazon , participamos de sus misterios, 1 cantamos sus alabanzas. Este es el lugar que ha elegido el Señor, y donde se. dexa- hallar, con imponderable ventaja y exceso 4 esos Alta- res domésticos, en que:contra el orden! delos Cánones , y de las Leyes Eclesiásticas ¿se sujeta á Christo. á las horas y comodidades de los Mun- danos : se fatiga la paciencia de un Sacerdote, á quien sehace esperar, obligandole 4 que celebre el tremendo Sacrificio, sin otra razon: que la de complacer y lisongear la delicadeza € indolen- cia de una Señora, llena de «pereza y «orgullo» Nuestros Padres los Fieles de la primitiva Igle- «Jos sia

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