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DE LA DEDICACION DEL ALTAR. 233 ral 4 la reedificacion que se hizo del Templo de Jerusalen , despues que volvieron los hijos de 1s- raél de su cautiverio, y ocuparon de nuevo la Tierra de: Promision , de que en castigo de sus iniquidades habian sido desposeidos: »scrá supe- *»rior la gloria del segundo Templo, reedificado »sobre las ruinas del antiguo, que fue la de es= te”, que erigió con una magnificencia , que puso en espanto á las Naciones del Universo , Sa- lomon. Esta superioridad no consistia ciertamen-= te en la mole , elevación y ¡grandeza del edifi- cio”, ni en la preciosidad de sus adornos, mues bles, y vasos destinados al culto , sino en haber= le de honrar y santificar Christo con su presens cia (a), salir y derivarse de él la salud 4 todas las Gentes, verificando el vaticinio de Isaias, que de: Sion'saldria la Ley, y la palabra del Señor de Jerusalen (b). Puntualmente encontrarémos verificada, aunque en diferente sentido , la pro» fecía en Maria Santísima en el Misterio inefable de su Concepcion , y en el nuevo Altar, cuya dedicacion celebramos en este dia, y debe ocu- par nuestra atencion , sin olvidarnos de la prin- cipal Solemnidad. La (a) Agg. cap. 2.8, (b) Tsai. cap. 2. 3.