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A 214 SERMON de ellos , y trate. de recoger sus miserables reli- quias. Lo segundo, esto es el encargo y desti- no, y el particular interés que hemos tomado y ha .recaido desde aquella época en nosotros en la fatalidad de la. Inglaterra, practicando efi- cacísimas diligencias para su restablecimiento, es mucho mas admirable y glorioso. para no- SOtrOSs 1 1 ! e. ] ie En realidad nada habia mas conforme y ¡jus- to. -La bondad es comunicativa , pide obrar siem- pre, sin poder contenerse dentro de sus márge- nes y límites; y la caridad no padece los estí- mulos de la emulacion , ni quiere. para sí ,ó re- gatca con el próximo sus bienes. Esto se que- da y es propio dela concupiscencia, que todo lg refiere4 sí, y trata de arrojar y excluir á los demas, teniendo por perdido y malogrado quan- to estos alcanzan y disfrutan ; tanto mas que los bienes caducos y temporales 4 que aspira, constituyendo en ellos su felicidad, no admiten ó sufren compañia , segun dexamos dicho en el principio del Discurso. No es así la cáridad , en especial si llega al grado de magnitud y :heroici= dad , en que la poseyeron Moyses y el Apostol, Aquel solicitaba la salud de su: Pueblo, con. el riesgo , Ó llámese arrojo y despecho sagrado, de ser

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