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II ESA 210 SERMON y erudicion. Pero sí lo segundo, no como quié- ra sino de un modo extraordinario y estupendo. Pudiera parecernos que la fe arrojada y fu- giciva de la Inglaterra se trasladó 4 nosotros , que d> consiguiente quedamos mas ilustrados y ens riquecidos. ¿Quién sabe si debemos á este prin» cipio y origen la existencia: de tantas personas invignes en santidad, que florecieron en aquel tiempo, las quales por la multitud y por lo extraordinario de su virtud y sabiduria , sobraban para hacer gloriosas € ¡ilustres muchas edades? ¿Quién sabe si de la redundancia de nuestra fe, acrecentada por esta razon , hasta un exceso que ya no cabia ni podia contenerse dentro de nues- tra capacidad y recinto , procedió el que pasá- semos 4 comunicarla á las Islas y Naciones mas distantes y desconocidas, surcando mares teni dos hasta allí por impracticables , arrostrando los mayores peligros, acometiendo con un puño de Gente enxambres de Bárbaros? Pero estas ven- tajas y mejoras procedieron del Señor, sin con- currencia Ó intervencion nuestra, Veamos nues- tra gratitud y desempeño, en que consiste nues- tra principal gloria, aunque dirigiendola siempre como 4 su principio y origen al Señor, Dos cosas debian conaturalmente resultar, y en