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DE SANTA TERESA. 169 no dexasteis' hacerse fuertes los nudos que co- menzaban 4 ligarla, y que despues no hubieran podido romperse sin muchísima dificultad. Sos- tenida y ayudada de vuestra gracia Teresa se cle- va sobre sí misma; y aquella debilidad pasagera, á que pareció ceder por breve tiempo, la sir- vió de estímulo para correr con mas ligereza, para volar por el camino de la perfeccion. Re- celosa hasta el extremo 'para lo sucesivo, se- pulta todas sus gracias , aquellos dotes y. quali- dades que habian estado tan cerca de perderla, en la soledad y obscuridad de un. Claustro : con- sagra todo su tiempo 4 la oracion; en repara- cion del que habia malogrado en conversaciones profanas € inutiles: entrega todo al amor divi- no un corazon que habia comenzado 4 desam- pararla. ¡Para esto” qué diligencias: qué conatos y esfuerzos: Parece 4 nuestro modo de enten» «der, que el Señor quiso.cobrarse superabundan- temente de los ligeros descuidos de Teresa. Presentóla su Cruz desnuda y en:todo su horror ,- para que la abrazase y tuviese por su porcion y heredad. No la ocultó el Señor, como á tantas otras almas privilegiadas , sus rigores, haciéndolas «ver únicamente la dulzura y la un- cion, que las hace saltar de gozo en los cami- TOM. 1. Y nos