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12 Exercicios ESPIRITUALES, de las verdades eternas, inaguantables las mortifica- ciones, insípido. el retiro, y desapacible la leccion de las santas Escrituras. El disgusto nos hacia tra- bajosa la administracion de los Sacramentos, enojosa la palabra de Dios, y fastidiosa la asistencia al.coro y á la Iglesia. Cada paso en la. virtud era un tor= mento, cada ministerio sacerdotal un horroroso martirio;4 todo:lo bueno. ibamos violentos , y so- lo conducidos de la costumbre , del propio interes, de los respetos humanos ó de la dura necesidad. Paz ra templar en parte este fastidioso disgusto, que tan insípida nos hacia la vida.,. nos permitimos el.exer- cicio de la caza, nos sentamos en las mesas de Jue- go , paseabamos par las calles y plazas, y entabla- bamos algunas conversaciones con personas del se xó frágil, cuyas. visitas freqiientabamos:: Nada era posible adelantar por este medio para nuestra feli. cidad, ántes por el contrario, el disgusto cobró nuevas fuerzas, y nos hacia prorumpir en palabras desabridas por qualquier leve motivo, y con la; ma= yor facilidad nos dexabamos arrastrar de los secre. tos resentimientos contra el próximo, de la ambi= cion disimulada con la máscara del zelo, de la trais dora envidia por los aplausos de los demas Sacerda- tes, de la orgullosa soberbia por la amonestacion de nuestros superiores, y tambien empezabamos 4: ex-