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364 Exercicios ESPIRITUALES. apostólica por conducirlas al cielo , nos habiamos de entregar al desórden de las pasiones mas vergonzosas, para caer con ellas en el infierno? No, amados seño» res mios, no: Noli... destruere opus Dei (1):m0 que- rais destruir las obras de Dios , os diré lleno de dolor ¿on el Apóstol San Pablo, No querais, ministros del Altísimo, destruir la grande obra de la redencion hu- mana; porqué; ay de aquel Sacerdote que aparezca reo de la pérdida de una alma en el tribunal del Om- nipotente! Fe illi, per quem scandalum venit (2). Pero nada, ó Dios mio , nos mueve. Estamos viendo á un padre velar sobre su familia para mantener en ella el buen órden : vemos un médico asistir cuidadoso á sus enfermos para procurarles la salud: una centinela he. Cha un argos para prevenir las sorpresas del enemigo: un piloto abrazarse £on el timon para libertar la nave del naufragio; ¿y nosotros , en quienes se reunen to- dos estos ministerios, viviremos sin zelo y sin vigi= lancia? Nosotros, á cuyo cargo está corregir los abu= sos, detenér los desórdenes, oponernos al libertinage: nosotrós, que debemos consolar los afligidos , socor- terlos necesitados, visitar los enfermos , enterrar los muertos, cantar las suviana alabanzas, administrar Ade si S9ncf “0 Epist: Pánl. ad Roman. e. XIV. v. 20. (2) Mark!e xvi.Y. 7.