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DIA QUARTO. 303 alma, sin probarse á sí mismo , sin confesar sus cul- pas, se acerca á las sagradas aras? ¿Quántas veces hace baxar del seno del eterno Padre á su Unigénito Hijo para darle una muerte afrentosa en su abo- minable corazon? ¿Quántas veces ha sido citada la cómplice infeliz para traer hasta el santo templo de “Dios la abominacion de la desolacion ? ¿Quántas ve- “ces la carne y sangre de Jesuchristo es tratada , to- cada, comida con una boca , con unas manos, con un corazon que la noche ántes... ¡Ay! Se cubre de ru- bor la frente, enmudece la lengua, tiemblan los hue- sos, estremécense las entrañas, y el corazon se acon- goja: No digamos mas. No pasemos mas adelante. Calle yo,-y dígalo el gran Pontífice Inocencio Hl.:: Sunt Sacerdotes qui nocte venerem amplexantur , má- -ne vero virginem venerantur. Turpe quidem dictu, sed turpissimum actu: nocte filium veneris agitant in cu- bilibus y mane vero filium Virginis offerunt in altari- -bus (1). ¡Formidable expresion! ¡ Por: la noche en el burdel, por el dia en el altar':¡Cómo no temblamos, y nos caemos muertos de horror y espanto! Pues , señores, si tan tenebrosas son las luces de estas obras que aparecian santas por su institución y por su objeto, ¿qué espesas, qué palpables serán (1) "Lib, 11. de Contempt; mundi, e: xx11. in fine pag- 9%. Tom. I. 3