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DIA QUARTO. 281 Dios. Es imposible que sin la oracion puedas enmen- dar tus costumbres , y con la oracion será fácil me- jorar la vida. No hay remedio mas seguro , mas in- defectible y experimentado. Nuevas han de ser tam- bien tus palabras; pues desterrando para siempre de tu boca las voces libres, picantes , equivocas ó cla- ramente dañosas , no has de hablar sino de cosas edificantes y útiles al próximo. Observa mucho re- tiro, ama la soledad , y aborrecerás las conversacio- nes inútiles. En consolar tristes , animar débiles, sos- tener tentados, y dar buenos consejos á todos, se puede y debe ocupar la lengua con utilidad inmen- sa para el cielo. Compra algunos libros predicables y de sana moral : algun compendio de historia ecle= siástica , alguna suma de los Concilios, alguna Teo- logía mística , y estudiando en ellos con freqúencia, y muy particularmente en la Santa Biblia , será tu lengua depositaria de la sabiduría para comunicarla á los pueblos desde el púlpito y el confesonario , en público y en secreto, á los sanos y á los enfermos con utilidad de todos. Así harás nuevas tus obras, pues en pasando de las tinieblas á la luz, solo verán en tí un hombre verdaderamente apostólico: verán que te ocupas en anunciarles la palabra de Dios fregiiente y fervorosamente : verán tu asistencia al confesona- rio, y que allí como buen padre recibes con dulzura, Nn 2