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DiA QUARTO. 241 cacion, si la has seguido fielmente y cumplido sus obligaciones ! ¡Quánta confianza te darán entónces, ó alma mia, las horas gastadas en la oracion , la recta administracion de los Sacramentos , la devota celebracion de la misa, el fervoroso rezo del divino oficio , la asistencia caritativa á los enfermos , el so- corro de los pobres , la predicacion fervorosa de la palabra de Dios , la negacion de tu propia voluntad, la mortificacion de tus pasiones , el retiro del mun- do ,. y todas, las demas obligaciones. de. tu estado, exácta y constantemente observadas! ¡Quánto gozo tendrás en haberte hecho violencia muchas veces, en no haber seguido los malos exemplos de otros Sacer- dotes inmodestos, en no haber adoptado las máximas del siglo, ni dexádote vencer de los respetos huma- nos! Esta vida irreprehensible, esta memoria de tu conducta edificante , será sola la que te sostendrá, la que te fortalecerá contra el temor de un juicio, don- de no tendrás mas abogados que á tí mismo para pleytear y defender tu causa. Pero ¡ay, alma mia! Si de todo lo pasado no te ha quedado nada bueno, ¿sobre qué podrás contar y asegurarte ? Si viéndote en poder de un Dios que va á juzgarte segun el bueno ó mal empleo de tus años, no descubres mas que tibiezas , negligencias, trans- gresiones en el cumplimiento de las obligaciones de Hh 2