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DiA TERCERO. 218 un modo maravilloso y todo divino le dan á luz to- dos los dias sobre el altar; y con una fecundidad aun mas rara que la de la Vírgen , ellos le comunican una nueva vida en todas las almas que engendran á la gracia por la participacion que las conceden de los Sacramentos. Pero quando no fuese una fe tan viva, una fe tan heroyca como la que acabamos de insinuar , debe 4 lo ménos no faltarle aquella fe que tenia el ciego del Evangelio quando decia á Jesuchristo : Sí., Señor, yo Creo. Creo que sois vos el mismo que yo voy:4 ofre- cer en este incruento sacrificio , y á quien yo voy á recibir en este admirable Sacramento : vos mismo, el que habiendo nacido en un pesebre por mi:amor, quisisteis-por mi-remedio morir sobre una cruz;y el que aunque inmortal y glorioso en los cielos , no de- xais de estar tambien baxo los accidentes ó especies de este adorable Sacramento. Credo Domine. Y oi lo creo , Dios mio , y estoy mas seguro de ello que si lo viera con mis propios ojos, porque estos me podrian engañar; mas vuestra palabra es infalible, y primero faltarán los cielos y-la tierra que ella falte, Credo Do. mine. Yo lo creo , aunque.mis sentidos corporales lo repugnen: aunque mi razon natural no lo alcance, yo la someto, la rindo , la cautivo en obsequio de la fe. Esta me asegura que Vos, Dios omnipotente y Tom. I., Ee