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Dia TERCERO. 211 fuego sagrado que purifica y abrasa los corazones, y estais frios y lánguidos. ¿Y por qué esto? Ya lo dice el mismo Profeta : Domus mea deserta est. Porque la casa del Señor está desierta ; porque el alma en que hospedais aquel Dios que sacrificais sobre el al- tar, se halla desnuda de virtudes, que son los ador- nos necesarios para prepararle una habitacion digna de su Magestad. Por una terrible desgracia hallamos esta formidable diferencia desde su misma institu- cion. En la misma noche de la cena quando abrasado de un amor excesivo é inexplicable para con los hom- bres consagra el pan y el vino nuestro amabilísimo Jesus, transubstanciándolo en su mismo cuerpo y san» gre, y comulga á sus Apóstoles , llenando sus almas de dones celestiales, acercándolos á sí mismo, unién. dolos á sí mismo, y endiosándolos consigo mismo, ya le oimos exclamar con sentimiento : Vos mundi es= tis, sed non omnes (1). No todos los que estan á la mesa se hallan limpios : no todos son dignos de es- te divino manjar : entre vosotros hay un diablo: él comerá, pero morirá. Fixad la consideracion sobre el estado presente de nuestros Sacerdotes : reflexionad sobre la notable diferencia de sus costumbres, y advertireis con pena que podemos tambien decir con (1) - Joan. C. Xu. v. 10. sl

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