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XV nuestra pastoral -solicitud , accedió puntualmente á nuestras insinuaciones, y se presentó á Nos en esta ciudad de Toledo el año pasado de 1801. En efecto tuvimos el consuelo de oirle , y la satisfac- cion de admirar su zelo y energía por la salvacion de las almas; y dimos gracias al Altísimo por haber- sé dignado bendecir los trabajos de este infatigable ministro del Evangelio. Hire Aficionados pues á la dulzura de su trato y de- mas apreciables qualidades, y mas que todo, móvi= dos de su doctrina y del copioso fruto de su santa predicacion, juzgamos que hariamos la causa:de Dios si le encargasemos que repitiese sus Misiones en esta misma capital. Los efectos han correspondido .á nues- tras esperanzas. El Clero, el pueblo, la nobleza, la plebe, los grandes, los “pequeños y toda “suerte: de personas , le han oido declamar segunda vez €n-es- te año contra los: vicios. combatir valerosamenie Coma erféyno del pecado, y reducir al aprisco del buen Pastor las ovejas descarriadas por la deprava- cion de sus costumbres. Pero como la reforma del pueblo pende principal- "mente del arreglo de los Sacerdotes, tuvimos porcon- ducente instarleála conclusion de esta obra, dispuesta únicamente para la mayor utilidad y santificacion del Clero. En ella se proponen varias consideracionesutilí- o