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Dia TERCERO. 1gt consideradas nos deben hacer estremecer; porque si segun él mismo, nos debemos acercar al Señorcon- tritos y penitentes, con sincero corazon y recta fe, con temor y reverencia, para conseguir el” perdon de nuestros pecados, esto es, de la pena temporal en que se conmutó la pena.eterna que correspondia á nuestros pecados, 'absueltos y perdonados legítima- mente en el Sacramento de la Penitencia; pues ya sa- beis que para los que voluntariamente estan en pe- cado mortal, no es satisfactorio ni propiciatorio, si- no impetratorio de la gracia y don de la penitencia, como dice el mismo santo Concilio : Hujus quippe oblatione placatus Dominus, gratiam et donum peni- tentiee concedens , crimina et peccata, etiam ingentid, dimittit. Si hemos de llegar al altar , vuelvo á decir, con temor y reverencia , con recta fe y penitencia, ¿qué será de nosotros si nos faltan todas estas santas disposiciones que el Concilio exige ? ¡Ay de nosotros, y cómo en el último momento nos ha de pesar mu- cho la casulla! Pero lleguemos ya al quarto y último fin porque se debe ofrecer este venerable sacrificio , que es para conseguir todos los bienes temporales y espirituales, necesarios Ó conducentes para nuestra eterna felici- dad ; .y.en . este sentido se llama impetratorio. Inex- plicable es suyirtud para alcanzar de Dios lo que pis Tom, I, Bb

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