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Dia TERCERO. 189 como al mismo tiempo somos , y nos debemos consi- derar insuficientes para darle las que justamente se merece, apelamos á esta graciosísima hostia de infi= nita alabanza para el eterno Padre, y conella'satisfa. cemos superabundantemente lo que por nuestra po- breza, debilidad y pequeñez no podiamos.Ofrezcámos. la pues, venerables Sacerdotes , en accion' de graciás portodoslos beneficios conferidos á la sacratisima' ht- manidad de Jesuchristo, 4 la bienaventurada siempre Virgen María su madre , 4 los ángeles y santos del ciéló , 4 nosotros ministros suyos , y 4 todas las de- mas criaturas que han sido, son 'y serán en toda la dilatáda carrera de los siglos. Ofrezcámosla en honor y veneracion de María Santísima, y de todos los san- tos, y particularmente de aquel ó aquellos de quie- -nes en aquel dia se celebra la memoria, para que rué- guen por nosotros en el cielo aquellos mismos cuya memoria veneramos en la tierra. El tercer fin porque se ofrece este sacrosantó sa- crificio, es en satisfacción de los pecados, y por está razon se llama propiciatorio para los vivos y para los difuntos. El sacrosanto Concilio de Trento explita di- vinamente esta verdad por estas terminantes pala- bras (1): “Y por quanto en este divino sacrificio que (1) “Ses: Seti. e. tí.

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