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Dra sEGUNDO. 121 no temblar acercarse al altar para comer su juicio y condenacion : tener tiempo para enriquecer la fami- lia con el precio de los pecados y el patrimonio de los pobres : tiempo para el manejo y administracion de la hacienda propia y agena: tiempo para concur- rir álas ferias y 4 las romerías, y para mantener con espíritu de partido las desavenencias de los ca- bildos:ó los pueblos : tener tiempo para presentarse con vestidos profanos en las concurrencias del siglo, y solo no tenerle para rezar el oficio divinoordenada, atenta y devotamente, sino para principiar fam lu» cis orto sidere, quando el sol se puso, y va muy ade» lantada la noche. ¡Ay señores, y qué método de vi. da tan lastimoso! ¡Qué estado tan infeliz, venerables Sacerdotes! No lo dudemos, decía el PadreSan Agus- tin : Si quis contempserit. vocationem Dei, excecabi» tur ad damnationem (1). Un hombre que desprecia la divina vocacion , intrusándose en el clericato para donde Dios no le llamaba, se perderá á sí mismo y perderá á otros. Porque un Sacerdote sin oracion, sin estudio ni retiro: un Sacerdote dado 4 la ociosidad, que-no tiene devocion alguna en el rezo, que le son gravosos los divinos oficios; con el mismo rezo, con los mismos ministerios sacrosantos, con el mismo (1) S. Augustin. super Psalm:1x. 02

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