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. £| í M4 ' A A e a a ; - a a A ll ! Ñ 4 0 ra 88 SermoN V. todas las virtudes, adornado de un celestial resplan- dor que inundaba de claridad la horrible cárcel, en- tregó su espíritu como siervo vigilante en las ma- nos del Seños. Apenas habia espirado, quando se es- parce por la ciudad una voz de que un Santo habia muerto en la cárcel, y en un momento concurre á . ella todo el pueblo. Saben quien es el difunto por relacion del sacerdote, y sacan el cadáver como en triunfo por las calles, acompañado del clero, de la nobleza y del pueblo: unos le besaban los pies, otros se los bañaban con sus lágrimas, y todos ad- miraban aquel prodigio de santidad tan aculto has- ta entonces á los ojos de los hombres. Erígenle con la mayor presteza una magnífica capilla, y al ins- tante todo el mundo le levanta altares, implora su patrocinio, experimenta su poder, y se llena de los milagros de nuestro Roque. España, Portugal, a Italia, Venecia, Alemania, Polonia; 2 una los reynos. cristianos concurren á la- do en ;5s OS es “coronada con A Tamottales Eres dores de gloria su cristiana vigilancia: bBeatí ser- vi illi quos cum venerit Dominus, in venerit vigi- lantes, den ¿Qué podré yo. deciros ahora á OSoteas eristia- nos oyentes mios, los que teneis la desgracia de vivir en el mundo, region de tinieblas, camino de pre- cipicios, y lugar de inquietudes y tormentos? ¿Qué podré yo deciros? ¿ Acaso que salgais de este mundo, que abandoneis este mundo, que renuncieis á.este mundo? Pero si vosotrós "desde: el dia felíz de vues- tro bautismo le renunciasteis quando dixisteis abre- nuntia mundo, ¿cómo he de presumir que vivís tan ciegos entre $us tinieblas, y que negueis ahora con las obras lo que entonces afirmasteis con las pa- labras ? ¿Cómo he de pole á que gustais de