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pr San. Roqur. 79 blo, los sábios y los ignorantes, los prudentes y los insensatos , los jóvenes y los ancianos ;'todos se gobiernan por estas falsas reglas. Podemos decir con el sentimiento del gran Profeta Isaías: Ecce tene- bre operient terram., eb caligo. populorum (a), - Mirad como casi todos los hombres caminan “sin saberlo por entre las tinieblas. Mirad como cor- jen con una necia seguridad al eterno precipicio que ha de poner fin á su carrera. Pero advertid al mismo tiempo como la. vigilancia cristiana ilustra á nuestro Roque,y le hace pasar de la region de las tinieblas al reyno de la luz. Ella, en lo mas florido de su edad, quando el mundo le brindaba con todos sus alicientes , dilatado patrimonio, gran- des riquezas , multitud de criados , abundante s me- “sas, exquisitas galas, eminentes dignidades, le.ha- - ceoíren lo íntimo desu alma este evangélico oráculo: “El que no renuncia todas las cosas que posee, no ”» puede ser discípulo de Jesucristo.” Ella le repite con frecuencia estas palabras de Dios: » No se pue- de servir á un tiempo á dos señores: es forzoso de- »xar á Dios y seguir al mundo, Ó6 dexar el mun- »do y seguir á Dios,” Máximas eternas, cuya ob- servancia ha repugnado siempre la voluntad huma- na. Es verdad que Roque salió ya del vientre de su madre señalado con una cruz, que es el pa- trimonio de los siervos de Jesucristo. Igualmente es cierto, que prevenido con las bendiciones del cie- lo tomaba quando niño una vez sola el pecho, los miércoles y sábados: admirable ayuno que obser- vó toda su vida en honor de María Santísima, de quien fue tiernísimo devóto.: No es. menos verdade- ro que recibió una bellísima educacion de su ma- (a) Is. e. 1x. y. 2.

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