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»8 'Surmon V. : de las primeras edades en la pies en que se haya publicado con mas frecuencia, mas energía y ce- lo la inmaculada ley del Señor; y con todo eso no hay precepto 6 consejo alguno que no mitigue el mundo, queno desfigure, y sobre que no reparta nu-. bes densas, y tinieblas obscurísimas. La peniten- cia , sin la qual el hombre pecador no puede con- seguir la salvacion, se mira como virtud propia solamente de los claustros y desiertos: el retiro, que es tan necesario á la fragilidad del corazon humano, se tiene por singularidad de genio ó de virtud que no debe servir de exemplo : la oracion, único remedio de nuestras miserias, se dexa para las almas ociosas'ó inútiles: las aflicciones, que siempre han sido recibidas de los Santos como gra- cias particulares, se temen como infortunios: las prosperidades, á las que siempre han temido los como desgracias, se desean como beneficios: 4 los mas peligro deleytes llamamos descansos ne- cesarios: á las infames pasiones flaquezas inevitables: á las murmuraciones mas crueles, verdades públi- cas é inocentes. ¿Qué mas diremos? La virtud mis- ma, y la verdadera piedad han perdido su nom- bre para el mundo: ya no se miran como dón de Dios, y como el único camino necesario que se deba seguir, sino como una extravagancia del ge- nio, como un- gusto de singularidad, ó como un y pe” | partido que solamente deben seguir los que ya no son útiles para cosa alguna. Esta es la doctrina de todo el mundo: no penseis que es error propio de algunos particulares, no señores. Estas son unas má- ximas universalmente recibidas, abrazadas en to- dos los estados, y observadas en todos los reynos. Esta es una tradicion de ceguedad que desde el principio se ha perpetuado en el mundo, y que ha pasado de padres á hijos. Los grandes y el pue- a i ¿aid A ¿20 A | x

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