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| Dz San Roque. al empezar 4 exdminarlos se desvanece inmediata- mente el prestigio, y se manifiestan con toda su: deformidad y horror. Acercáos, pues, con la aten- cion á penetrar el espíritu de la oportuna instruc= cion que vengo á proponeros: recibidla con aquel afecto que mi corazon os la presenta; y €spero en aquel soberano Señor Sacramentado que hará pro- ducir en vuestras almas un fructuoso y santo des- engaño. ) | o Pero ya es tiempo de cumplir la obligacion de explicaros un punto de doctrina Cristiana; lo que haremos en pocas palabras por no detenernos, y "será sobre la existencia del Señor en aquel augus- to y admirable Sacramento. La fe divina nos en- seña que por virtud de las palabras que Cristo di- xo en la última cena, y por la facultad que dió á sus ministros para consagrar su cue po y sangre, todo sacerdote rectamente ordenado, por pecador é indigno que sea, pronunciando debidamente las palabras de la consagracion sobre el pan y sobre el vino, se convierten inmediatamenten cuerpo y sangre de Jesucristo, quedando sin sugeto las es- pecie sacramentales ó los accidentes del pan y el vino, como son la blancura, la quantidad, la gra- vedad, el olor y fluidez. Y aunque en fuerza de las palabras con que se hace esta admirable y ver- dadesa transubstanciacion, debaxo de las especies del pan solo se contiene el cuerpo de Jesucristo, y en las del vino su sangre; pero como allí está el cuerpo vivo, forzosamente se sigue que por con- comitancia natural ha de tener sangre, y con la sangre su alma, y con la alma su divinidad, y con la divinidad las tres Personas de la Trinidad Beatí- sima, por la union, existencia é inseparable con- comitencia del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: de manera, que estamos OS que exis- 2

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