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A A A ti a RR SIA 07 ad A + - 5d e y. p. A e 0 tr Y al - 60 . SermoN 1V. probo, quando trabajaba porque no lo fuesen los de- mas, si la vanidad de aparentar talentos, de ma- nifestar erudicion, ó de suministrar á vuestros oidos un regalado plato de frases elegantes y esquisitas, de conceptos sublimes y remontados, hubiera teni: do parte en las primicias de mis apostólicas fati- gas. Si en otras ocasiones, digo,lo he deseado ha- cer así, hoy sin desearlo me veo precisado á seguir este designio; porque ni las virtudes de San Roque, ni el Evangelio del dia, ni los peligros del mundo en que vivimos, me dexan libertad para otra cosa. El Evangelioá quien debemos seguir, las virtudes que debemos imitar, y el mundo de quien debemos huír, son las tres cosas 4 que debemos atender si nos que- remos salvar. El Evangelio nos intíma hoy la vigi- lancia: Ídeo et vos stote parati. Coloca la bienaven- turanza de San Roque en haberse acompañado de ta virtud (a). No será, pues, razon que yo tome otro e im bo para ins p1Iraros el menosprecio del mundo, que por tanto brevemente, que la felicidad de San Ro- que consistió en hallarse vigilante quando le llamó el Señor desde este valle de lágrimas al gozo de la retribucion eterna: Beati servi ¿lli. De donde por ne- cesaria consecuencia vendremos á concluir, que el colmo de nuestra desgracia consistirá en hallarnos sin vigilancia quando nos llame el Señor : Ideo ef vos stote parati quia qua hora... | Aunque en todos tiempos, en todas edades y en todos los estados debemos estár siempre vigilantes y pelear, como decia San Bernardo, armados de esta virtud; aunque, como decia San Agustin, debemos ve- lar con el corazon, con la fe, con la es peranza, con la (a) Beati servi illi quos cum venerir Dominus y invenerit vi- gilantes, A
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