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DEL AUTOR Á SUS PAISANOS. SS t patriotas. Creedme : os hallais en peligro , mi nacion lo está tambien. No os dexeis a con los grandes horrores que oireis haberse pade- cido y se padecen en aquel reyno. No los niego. Sé muy bien que coligadas la injusticia, la cruel- dad, el furor y la impiedad de los pasados y pre- “sentes Convencionistas han producido un cúmulo de males inexplicables 4 la lengua mas elocuente. Los tribunales revolucionarios, las guillotinas ambulan- tes y permanentes, el robo de inmensas riquezas, las muertes violentas de tantos millares de perso- nas de todas clases y edades, la ruina del comercio y la agricultura, el incendio de tantas bibliotecas, depositarias de la sabiduría, la usurpacion de los primeros .empleos por los hombres mas ignorantes ó malvados, llenas las cárceres de inocentes , sa- _ queadas las Iglesias, desterrados sus ministros, y destruidas las potestades legítimas del sacerdócio y elimperio, cuya sangre, bárbara y cruelmente der- ramada , clamará contra ellos como la del justo Abél, contra su hermano Caín: todo esto € infi- nitas cosas mas, que seria largo referir, $on hechos tan públicos , que resuena su eco hasta en los ex- tremos de la tierra. Por todos los siglos será abor- recible la memoria de Egalité, Marat, Robespier- se,> Y otros monstruosA han estado al Bon de ido pais, de con espanto los detestablea nombres de los Carrieres, Collots , Maignets , Du- mas , Fonquieres, y otros tiranos opresores de la anidad. Lejos de mí todo pensamiento de jus- tificarlos. Abomino su conducta, y la detesto con todo el esfuerzo de mi corazon. Pero no. se trata abora de mostrar que ellos ban obrado mal, sino