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DF LA ÁSUNCION DE NUESTRA SEÑORA. — 3H mártires! ¡O qué esquadron tan brillante de con- «fesores! ¡Qué asamblea tan respetable de Patriar- cas, Profetas, Apóstoles y Evangelistas! ¡O. qué «exército tan numeroso de bienaventurados , coloca- dos en sus lugares con maravilloso órden y concier- -to segun su mérito! ¡O qué grande es la casa de Dios, exclamaria María, y qué amables tus ta- bernáculos, Dios y Señor de las virtudes! Todos saldrian á recibir 4su Reyna, todos la ofrecerian sus palmas y sus coronas, y con todos caminaría por aquellas calles de la gloria hasta el trono de la Trinidad suprema , resonando por el cielo las “músicas , los vítores , las alabanzas , los cánticos y bendiciones que darian: Dios todos los bien- aventurados, porque así magnificaba á su Madre (a). Iría, señores, María Santísima como absorta entre tanta gloria , como anegada en dichas con un triunfo tan maravilloso, quando de repente se le ofreció otro nuevo y dulce espectáculo de ma- yor admiracion. Vió la Vírgen el trono de la Ma- gestad eterna del Rey inmortal de los siglos , y pos- trada en la divina presencia, adoró á la Beatísima Trinidad que en él se hallaba. Levántate (b), hija mia , la dice el Padre : acércate mas, Madre mia, la dice el Hijo: sube mas alto Esposa mia , la dice el Espíritu Santo : ya pasó el invierno de los tra- bajos, ya se acabaron las humillaciones y penali- dades de tu vida. Veni coronaberis. Ven, paloma mia, amiga mía , inmaculada mia, ven á ser coronada (a) Vidi turbam magnam , quam dinumerare nemo poterat ex Omnibus gentibus , et tribubus , et populis , et linguis , stantes ente thronum::: et clamabant voce magna , dicentes ; Salus Deo mostro , qui sedet super thronum , et Agno. Apocal. C. vil. Y. 9. et 10, | (0) Surge, propera, amica mea , columba mea , immáculata mea. Cant, €. 11, Y. 10.