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mn 230 Discurso | día de los apetitos á la razon , y tocó con dolór la oposicion y contrariedad de dictámenes en los hombres, sus semejantes. Sobreseamos por un breve rato de hacer mencion de los tormentos eternos 4 que han sido destinados los que le imitáron en las culpas personales, y no en la penitencia. Pasemos en silencio la formidable obscuridad del Limbo 4 que han baxado los que acabaron su vida con sola esta infelíz herencia. No toquemos en la cárcel del 'urgototorio en que han sido destinados sus descen- dientes hasta purificarse de sus pequeñas imperfec- ciones. No entremos á ver la soledad del Paraiso terrenal de donde fuimos tristemente desterrados, No hugamos mencion de la rebelion de las fieras, de la intempéric de los el os, ni de los demas formidables efectos del Sacado: fixad solo vuestra consideracion en los males que por la falta de ver- dadera union ha originado la culpa. Ya os miro re- S flexionar llenos amina se la: ruina de o. | pita | trastór | 2y NOS y de las p le o EREFEIOS - EN sumersion de las Ffñadas, al icendió de las ciuda- des, la destruccion de los pueblos, el furor nunca interrumpido del hombre contra el hombre, que ha “Henado de confusion y desórden los pueblos , las ciudades, las provincias, los reynos y los imperios. -Conmovidas las paternales entrañas de nuestro clementísimo Dios al mirar el lastimoso estado del hombre, le dictó su inmaculada y divina ley, para de regulada por ella su razon, y perfecci onados preceptos de la ley natural, confesase' á la vis- ta de su flaqueza, y con la triste experiencia de sus infelicidades, "14 necesidad de vivir en amiga- ble. concordia con todos sus semejantes. Deseoso el hombre de poner en execucion los designios del Om- Bipotente y formó ciertas sociedades , uniéndose en a -
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