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Á LOS ERÑORES DEL AYUNTANMMENTO. 22H * y maestra ilustrada nos enseña. Ciertamente todos los buenos hijos oyen con gozo las lecciones de una madre santa , y procuran grabarlas en su cora- zon para conformar á ellas sus costumbres. Conozco sin embargo que esta mútua union de voluntades, esta concordia de corazones, esta uniformidad de ideas, enmedio de la diversidad de vuestros genios; de la diferencia de vuestras clases, edades, ocu- paciones y destinos, extge no pocos sacrificios da- lorosos , á los que la voluntad repugna muchas ve- ces, y contradice el modo de pensar de cada uno; pero, señores, no contamos solo con las fuerzas de nuestra flaca naturaleza, tenemos en nuestro auxilio los socorros de la divina gracia; y si nos valemos 4 mayor abundamiento de aquellos medios que la misma religion nos suministra, Y de que ? is y A RA a EA 2 s > 39 valido , llegaremos á triunfar de to- dos los obstáculos que las pasiones desordenadas oponen á la consecucion de la paz. Ello es pre- ciso resolvernos, Ó á ser temporal y eternamente felices, practicando la doctrina del Señor, 0 á vi- vir con una vida agitada, turbulenta é infelicísi- ma, sin temor á Dios, ni obedecer al Rey; y en esta alternativa, ¿quién será tan insensato que ba- lancée un momento sobre el partido que deberá tomar ? Apuntemos, pues, algunos medios de los muchos que el espíritu de Dios nos dicta, y logra- remos la dichosa tranquilidad de nuestras almas con la preciosa union fraternal de nuestros próximos. El primer consejo que nos da el Señor, es que nos honremos mútuamente ; y así nos lo dice por el Apóstol S. Pedro: Honore invincem preevenientes (a). - Sobre las quales palabras nos habla de esta manera - San Ambrosio: “Mucho vale para reforzar y con- (a) Epist. ad Roman, €. xi. y. 10. TOMO 11, S$