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Á LOS SEÑORES DEL AYUNTAMIENTO. $17? de vuestra conciencia, que mientras el voto hecho y confirmado legítimamente no se rescinda con vet- daderas causas por quien tenga facultad para ello obliga á su cumplimiento , y que Os hallais en ese caso. En suma , mis amados señores, decidles que en vuestro corazon residen como en su propio cen- tro el amor , la lealtad, la subordinacion y la obe- diencia al Soberano: que quereis dar á todas las naciones los exemplos mas ilustres del cumplimiento á sus leyes , á sus decretos, y 4 sus disposiciones; sea que miren los puntos religiosos, sea que se di- rijan 4 los intereses civiles del Estado: que perte- nezcan al bien temporal de la monarquía , ó con- duzcan 4.las buenas costumbres de los hombres: que sean de una «Clase, las alsposicionte soberanas, AS is ob Justamente en obe- orque así lo manda la razon, e lo 1 religion :]ren bonorificate. Nos falta ya “solamente explicar la última obligacion que nOs -intíma el Apóstol, quando nos dice ;: 6 de PE, ' Fraternitatem. eN a ARES Preguntá nuestro afable Redentor Jesus por un hombre sabio , ¿quál era el mayor de los man- damientos de la ley? Respondió su divina Magestad: E Amarás al Señor , tu Dios, con todo tu corazon, »con toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Este es »€el primero y el mayor de los mandamientos. »el segundo, que es semejante á éste, es: Ad má tu próximo como á tí mismo (a). Este esel man- "dato nueyo que yo os cal q os ameis UNOS á E | p a) Hoc est maximum et primo mandatum. Secundute lu tem simili est buic : diliges bla juum sicul de ipsum. Math, €. xxm. y. 38,

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