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| 3 A rr 314 ExHORTACION pañoles con caractéres indelebles, mucho mas fir= mes y permanentes que sí se esculpieran en láminas de bronce con-puateros de fierro, como lo deseaba el Santo Job para perpetúar en la memoria de los hombres sus palabras. No puede darse prueba mas - Wustre de esta verdad , que los tristes acontecimien- tos de nuestros días. Por todas partes afligida la nacion, y. reducida á un apuro casi iicomprehen- sible ó porilas guerras, pestes, faltas de frutos, entor- pecimiento de fábricas, ruina del comercio , riesgos de la navegacion, y otras desgracias harto sensi- bles en: los. mares y en la tierra , nada vemos con mas frecuencia que los sacrificios mas dolorosos ofre- idos con el ánimo.mas pronto á:la menor intima- cion del Soberano. No hay clase de ciudadanos que á competencia no se haya esmerado á favor de la nacion, deseando sacarla de su estado de debili- dad. Son tantos los hechos y tan públicos , que aúa quando yo los callara hablarian ellos para trans- mitir á los siglos mas remotos. memoria de. nues- tra fidelidad. ¿Pero por qué callarlos? ¿ Por qué no consolarnos con los generosos empeños de todos los Hustrísimos Arzobispos y Obispos de nuestra Es- paña é Indias , de todos los venerables Cabildos de las Catedrales y Colegiatas , de todas las Parroquias y Monasterios , de todos los eclesiásticos- seculares y regulares en comun y en particular, de todos los Grandes del reyno, de todos los Duques, Condes, Marqueses, Mayotazgos, Caballeros, Comerciantes, Artesanos , Agricultores, y hasta de los mismos men- $ dígos? he señores, debemos canfesar estos- hechos en obsequio de la verdad. Vosotros los habeis visto como yo , vosotros habeis sido una parte principal _de estos fieles vasallos que por la obediencia al So- berano habeis ofrecido vuestros propios, vuestros pó- sitos , vuestros. arica , hasta despojaros. de una ES a a >

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