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306 | ExnHortacioN, ] qué santa es la religion cristiana , pues acomodán= dose á qualquiera clase de gobierno legítimamente. establecido, propone en pocas palabras las máximas mas siblimes , los.medios mas seguros de > conseguir en todos la pública felicidad ! De ella, señores , voy 4 hablaros con las palabras mas sencillas , pero lle= nas del afecto mas entrañable de mj corazon , que os venera, y humildemente os suplica que perdoneis mi desaliño , y la falta de preparacion , pues me ha» beis compelido á ello. Factus sum insipiens , vos me coegitis , puedo decir con el Apóstol San Pablo: el amor á mi patria, y el deseo de obedeceros, me hace olvidar mi insuficiencia para presentarme enmedio de vosotros, y hablaros'de la pública felicidad , 4 que debeis mirar si pretendeis llenar dignamente las gra= ves obligaciones de vuestros cargos. Mi Jesus, mi amable Jesus, vos, Señor, que ha beis dicho que quando hablemos á los Reyes y á los Magistrados, nos dariais palabras para: hablar co- mo conviene, yo po pies , y pega- do con el polvo de mi ñada, os suplico que me las eoncedais quales las necesito para procurar vuestra ma yor pr y la salvacion do almas. Deum timete. A Es menester , Señores, repetir Pa pe y fundamental máxima que me oisteis en el principio. No hay estado en que se pueda establecer la pública felicidad , si los indivíduos a le componen care- cen' de buenas: costumbresiz-no: no: se hallan. estas bue- nas costumbres donde falta una religion verdadera: esta verdadera religion exige: un culto interior y exterior, y este culto supone necesariamente la exís- tencia de un Dios verdadero, justo y santo. Este precioso encadenamiento de verdades nos enseñan . qa y Ñ > ts de

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