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DE ROGATIVA , Úc. 29 danza y pereza con que nos'inclinamos al bien? ¿No vemos todos coma el mundo engaña con sus apariencias, seduce con sus máximas , y arrastra con sus estilos y costumbres á innumerables perso- nas? ¿No experimentamos que el demonio nunca duerme, nunca descansa , nunca cesa, en todas par- tes tiende lazos , prepara peligros y mueve tentacio- nes? ¿Pues cómo dexaremos de confesar la indis- .pensable necesidad de la oracion? ¿Cómo nevega- remos por el mar alterado de este mundo entre tan- tas borrascas y peligros sin el firme timon de la ora- cion ? ¿Cómo acertaremos á andar por los ocultos y secretos caminos de la vida espiritual sin la luz de la oracion? ¿Cómo alcanzaremos las virtudes? ¿có- mo venceremos las pasiones? ¿cómo triun de 308 lla UREA ni fuera de nosotros sinla oracion , ¿cómo ex- trahamos que Dios nos mande orar por librarnos de la calamidad presente? No lo dudemos, señores, sin oracion, os digo resueltamente que, es imposible conseguir el agua que nos falta. Así lo manda Dios, e * faremos - eN y así debemos executarlo nosotros: Si deprecatus me fuerit... sanabo terram eorum. j Acaso me replicareis contra esto, que ya vos- otros haceis oracion, ya pedís á Dios, ya salís con rogativas por esas calles y campos, y no obstante no alcanzais lo que pedís, no conseguís el agua del cielo por la que tanto suspirais. A esta instancia ha mas de mil y setecientos años que respondió el Após- tol Santiago (a). Pedís, dice este Santo, es verdad, y no alcanzais lo que pedís , porque muchos pedís mal. Unos piden con soberbia , pareciéndoles que se les debe de justicia; y Dios se complace en humillar los (a) Petitis, et non aceipitis: ed quod malé peraris, Jac. c. iv Vers. 3. UD CES A
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