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204 SerMON XVII, que si llamamos nos responderá, y si pedimos nos dará (a). El Señor nos dice, que toilo lo que pida- mos á su eterno Padre en su nombre se nos concede. rá. Informados los Santos Padres de la Iglesia de estos preceptos saludables del Señor , que es la ver- dad eterna , emplearon muchas veces su brillante elocuencia en elógios de la.oracion, y por ella hi- ¿cieron maravillasy milagros. Unos decian que la Oracion es azote del demonio , socorro del pecador, consuelo de los justos, y sacrificio de Dios: otros aseguraban que la oracion es llave del cielo, puerta del paraiso , tesoro perpétuo, riqueza inmensa, y fuente inagotable de. todos los bienes; y todos con- «venían en que con, la: oracion nada hay imposible: con ella todo se alcanza, por ella todo se consigue; y efectivamente, amados mios, se los veía m» dar con la oracion los montes, pisar á pie firme sobre las rápidas corrientes de los rios y las entumecidas olas de los mares, sanar enfermos , resucitar muertos, re- A huyentar los demonios, apagar el ímpe- tu del fuego, amansar las fieras mas indómitas, y sujetar 4 su voluntad los elementos. Mas quando el Antiguo y Nuevo Testamento nada nos hablasen de la necesidad y eficácia de la oracion: quando, los santos Padres de la Iglesia nada nos di- xeran de ella : quando los hechos patentemente mi- Jagrosos que ha visto el mundo no evidenciáran esta verdad, ¿ teniamos mas que mirar al corazon de nos- otros mismos para conocerla? ¿No.estamos experi- mentando todos la rebelion. de las pasiones que se vuelven contra el alma, y pretenden arrastrala á la perdicion? ¿No tocamos todos la horrorosa pron- titud con que nos abalanzamos almal, y la tar- (a) Petise , et dabisur vObis... pulsate y eb. aporictur vobis, Luc. €. Xi. v. Y. - qe

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