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EN EL CAPÍTULO PROVINCIAL , Cc. 285 particulares , como á todo el reyno ; para satisfacer con los ahorros económicos y prudentes, las deu- das de la casa y del estado , reparar las haciendas, ó las fortificaciones de las plazas , proveer á las ur- gencias dela guerra, aliviar á los pueblos, y so- correr á los pobres? ¿Por qué consumimos en el sueño, en el paseo, en el juego y los placeres la mayor parte de la vida, sin aplicarnos personal- mente al cumplimiento de las obligaciones de nues- tro estado, abandonando á unos subalternos aque- llos encargos que debieran pasar por nuestra vista, y por cuya omision se causan los perjuicios mas enor- mes é irreparables? A ¿Por qué las pretensiones han de ser como el ecentemente , en cuyo corazon Y Jan Uat $: insolencia del trono, de la tiara, de todos los in= - divíduos del sacerdócio, y de todos los miembros del estado? ¿Por qué la soberbia domina , la im-- pureza cunde,-la envidia consume, y la gula des- templa á innumerables cristianos, cuya profesion: es de humildad, de: pureza, de caridad, y de to- das las virtudes, para conseguir el cielo, que es el dichoso fin para que Dios nos crió? ¿Qué es lo que esperamos segun vivimos?:¿ Pretendemos que con una vida libre sin observancia de la divina ley, sin negacion de la propia voluntad , sin entera mor= tificacion de nuestras pasiones, sin contínuos y fer- vorosos clamores al cielo, nos ha de conceder el Señor abundancia en los frutos de los campos, pros=" peridad en el comercio, tranquilidad en las casas, buen órden en los: pueblos, justicia en los tribu- nales, victoria :en los exércitos, Salud y toda fe-