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EN EL CAPÍTULO PROVINCIAL, QC. 281 trecheces de un pozo, no es proyecto. menos inase- uible ceñir á un pequeño discurso las infinitas uti- lidades de la oracion. No nos queda, pues, otro ar- bitrio para no hacernos interminables , que imitar á los geógrafos , que en dos dedos de papel nos de- marcan la provincia mas extensa, y el reyno mas dilatado. Así, _pues, oyentes venerables , traed á vuestra memoria aquellos antiguos personages del Viejo Testamento, de que antes hice mencion , y si escuchais á los Moisés , álos Judas, á los Tobías Sd los Josués, á las Déboras , Anas , Esteres y Judites, clamando á Dios en sus apuros; tambien los vereis triunfando desus enemigos , llenos de felicidades, y colmados de las bendiciones del cielo. Ellos vencieron los Teynos , apapiion el ímpetu del fuego , cerraron la bocade los sangrientos leones , sanaron de sus enfermec S les , se enriquueci eron con los despojos de sus enemigos , y se adquirieron un nombre inmor- 4 Ll, que e noucderÍ para siempre en la memoria - de los hombres. Si os acercais al Nuevo Testamento 6 á la Ley de Gracia , vereis á los Apóstoles recibir en el fa- vor de su oracion el CEsplrlao divino, que llenando sus almas de sabiduría , de fortaleza y gracia, los ¿proporciona admirablemente para llevar la luz del «Evangelio hasta los extremos de la tierra , vencien- do con su sencillez la vana sabiduría de los filóso- fos, con su humildad el orgullo y arrogancia de los. poderosos , y con su paciencia los mas atroces tormentos. Entrad en el ameno campo de la histo- ria eclesiástica, y vereis resucitados los muertos por los ¿Domingos , amansadas las fieras por los Francis- cos , trastornados los montes por los Gregorios , sa= nos- Jos dolientes por los Antonios , aterrados los enemigos del nombre de Jesus por los Capistranos; y en suma , vereis que por la oracion de los siervos TOMO 11, Nn |

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