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272 SermoN XVI, despedazando sus cetros; Ó afirmando sus coronas, elevando sus reynós ó” aniquilando sus imperios, y que como por una especie de juego ve pasar con cla- ridad y como en prespectiva delante de su eternidad los grandes imperios de los Babilonios, los Caldeos, los Asírios , los Medos, los Persas, los Griegos, los Romanos, y todas las demas naciones del .mundo, aún las mas poderosas y. guerreras? ¿Que le es in- diferente elegir los medios mas proporcionados pa- ra la consecución de sus fines, ó los mas inútiles y. despreciables, y que al parecer decian repugnan- cia á.la execucion de los proyectos para que los destinaba , venciendo no menos á los Filisteos con el poderoso exército de Saúl, que con solo David, y desarmado; y derrotando igualmente á los Madia- nitas con las. aguerridas tropas de Barac, que con el sonido de unos cántaros y unas luces que llevaba en sus manos un puñado de hombres mandados por Gedeón (a). Sí, señores, hay. un Dios, y todas las cosas están 4 sus € ui: dorable. Provi- dencia las conduce. € inclina dos e quiere, y en su presencia deben doblar la rodilla los Angeles en el cielo, los hombres en la tierra, y los demonios en el infierno : ' Jareeddt omne genuflectatur Ce/estuim (b).. $Ms A Tú sola, les d escan: lalosa éinsipiente, tú sola podrás decir en tu corazon que no hay Dios, Ó que paseándose sobre los quicios del cielo, no mi- ra, ni considera los acontecimientos humanos, en- tregándolos á las ciegas contingencias del acaso, 6 4la inevitable suerte del destino. Fa sola te has a A A E NE OS ca A E (a) Tnsistebant trecenti viri bicis personantes. Immisitque Dominus gladium im omnibus castris, se mutua te cone irun- cabant. Lib. Judicum c. 7. v. 22. -(b) D. Paul. ad Filip. c. 1. y. 1o, 5 pa e

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