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t yA NS 7 1 FA 4 y A A :e 260 SermMOoN XV, guen la verdad ?* Lo cierto es , señores, que yo así lo tengo creido; y para que vosotros lo creais tambien, me ha parecido conveniente tratar en este último dia (en que concluiremos la santa mision) del trabajo, y aseguraros que es necesario y que es útil, Ved aquí en dos proposiciones todo el asunto. Necesidad del trabajo, y su utilidad. Esto es todo quanto ten- go que deciros. Altísimo y Soberano-Diós; uno en esencia y trino en Personas, á “quien en este augusto y venerable Sacramento adora nuestra fe, os pedimos humildemen- te postrados en vuestra presencia que ilumineis nues- tro entendimiento, inflameis nuestra voluntad y abra- seis nuestro corazon para que 0s conozcamos y ame- mos en la tierra, y os veamos y gocemos eterna- mente en el cielo. Esta gracia os pedimos por Ma- ría Santísima, Señora nuestra, á quien devotos sa- ludamos, diciendo con el Aud: a PA + dE E e e¿a ; j p” PUNTO PRIMERO. Para denoiacia en breve que el trabajo es nece= sario, no tenemo que poner la vista en los es- de Ss Fa ociosidad. Este vicio que por- | a | desgracia ha pere progresos entre nos- otros, y que es no solo la ruina de los reynos, sino la causa mas frecuente y universal de la corrup= cion de las costumbres, demuestra hasta la eviden- cia quán obligados estamos al trabajo. Dadme un hombre ocioso de qualquiera. clase, carácter y dis- tinción que querais suponerle, yo os le mostraré inmediatamente enredado en todo género de vicios y desórdenes. Como estamos inclinados al mal des- de nuestra misma infancia, luego que omitiendo el x

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