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DE ACCION DE GRACIAS, Érc. 249 coronas. Los Austriacos (omitiendo otros anterio- res ejomplacell habian entrado en España desde Cárlos V,por la falta de la sangre de los Godos, y la casa de Borbón ,reynante se introduxo con su mismo padre Felipe V , por la muerte sin sucesion austriaca de Cárlos II; y aún el mismo piadoso Mo- narca que nos gobierna hubiera terminado sus dias en el reyno de Sicilia, si Fernando el VI. hubie- ra dexado hijos de su muger , la Reyna Bárbara. La perfecta noticia que poseía de estos hechos , las re- voluciones que causa la-introducion de nuevos Se- ñores en un reyno, y la temprana muerte de sus dos nietos Cárlos y Eusebio, conducian su espíritu religioso á los pies del trono del Omnipotente, donde reconociéndose su criatura, le suplicaba con todas las veras de su corazon diese un nuevo sucesor á - Dios nuestro Señor, que se complace con la ora- cion de los humildes, que escucha sus ruegos, y despacha favorablemente sus peticiones, dispuso que la Serenísima Princesa Doña María Luisa concibie- se, y diese á luz mas dichosamente que Tamar, mas felízmente que Rebeca, dos hermosos robustos Ge- melos , que llenaron de alegría el reyno, y de gozo el corazon de sus padres y abulo: viendo éste tan superabundantemente cumplidos sus deseos, no so- lo dió gracias al Altísimo, como -dixe en la prime- ra parte, sino que mandó. se diesen por todos sus vasallos con públicas demostraciones de religion en los templos, y de alegría y regocijo en las calles. ¿Quién duda que traspasariamos gravemente la obligacion que tenemos en conciencia, como dice el Apóstol San Pablo, de obedecer pronta y genero- samente los mandatos de los Príncipes, si retardáse- mos maliciosamente, ú omitiésemos negligentemente su cumplimiento? Si el grande Apóstol queria que no TOMO 1h li

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