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DEL BEATO BERNARDO DE. OriDa. 215 terribles acometimientos; pero ayudado de la gracia de Dios, y apartándose de los peligros, huyendo de las ocasiones, y mortificando su cuerpo, guardó el consejo del Señor, cuya observancia ha hecho gemir á los Santos de | la primera magnitud. Sabia Bernar- do que el desprendimiento efectivo y formal de to- dos los bienes de la tierra ¿no caía baxo de precepto divino: que podía una persona sin contravenir á los mandamientos del Señor, poseer las riquezas legíti- mamente adquiridas por su industria, ó virtuosamen- te heredadas de sus mayores: que solo se exigía de un cristiano el buen uso de sus haberes, el des: prendi- miento del corazon de su dinero, y el repartimiento caritativo de su sobrante ó superfluo entre los pobres; pero como Bernardo no ignoraba que, segun el San- to Evangelio, nadie puede servirá un tiempoá dos señores, esto es, 4 Dios y al dinero:-que es menester renunciar con el afecto todas las cosas que se poseen para ser discípulos de Jesucristo, que el que ama al-= guna cosa mas que al Señor, no es digno de él, y que las riquezas, segun el espíritu del cristianismo, son como un impedimento para el cielo, pues segun: la ex- presion del mismo Jesucristo, es muy dificil que un rico entre en el reyno de los cielos; determinó rom- per estas cadenas, soltar estos lazos, y abrazar el consejo Evangélico de vender todas las cosas tem- porales, repartir su precio á los pobres, y seguir con perfeccion á Jesucristo. En tan alto grado estimó. la . pobreza evangélica, que entrando en una religion de pobres, se hizo admirar por su asombrosa desnu-= dez, en los utenxílios de su celda, en lo viejo y re- -mendado de su hábito, y en la extraordinaria parsi- monia de su alimento. Sabia Bernardo que en la re- ligion de Jesucristo no es un precepto el consultar to- das las cosas, especialmente las mas obvias, claras y triviales: basta consultar las mas árduas y dificiles.

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