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214 + -SERMON XIIL y su muerte. Le obedecia como á su Legislador, te. niendo tan impresos en su alma sus precéptos, que se. gun dictamen de su confesor en su muerte,jamas tras. pasó gravemente mandamiento alguno de la ley jp. maculada del Señor. Testimonio asombroso que for. ma su mayor elógio, y excede á quanto yo podria de. ciros de la conservacion de su inocencia bautismal, Obedecia 4 Dios como á su maestro y Señor que le mandaba apartarse del mal, y obrar el bien: huír de > los vicios, y practicar las virtudes. Nuestro: Bernardo, como hombre justo, no se. contentaba con obedecer 4 Dios en sus preceptos, pasaba tambien 4 obedecerle en sus consejos. No¡ ¡g- noraba que en la religion cristiana no hay un pre- cépto de Dios que obligue á la perpétua continen- cia; pero sabia que es de consejo para los que ayu- dados de la gracia del Señor se resuelven á ser San- tos en el cuerpo y en el espíritu. Así se lo enseñaba San Pablo, y se nos enseña á todos por estas termi- nantes palabras: De virginibus preceptum Domini non babeo ; consilium autem do, .tanquam misericor- diam consecutus a Domino (a). Quien se casa bien . hace, dice el mismo Apóstol San Pablo, porque el matrimonio es honroso en todos; pero el que no se casa hace mejor viviendo en perpétua continencia para ser templo agradable del Señor. No despreció - / Bernardo el matrimonio; pero observó el consejo de la perpétua limpieza con tanto cuidado y esmero, - que jamas manchó su pura virginidad con el pensa- miento mas ligero, con la palabra menos decente, ó - con la accion menos pura. El experimentó , como hombre á semejanza de San Pablo (b), aquel ángel de Sertido, 9 estímulo de su Carne, que le afligia con (a) L ad Cor. C. VII. Y. 21. (b) 1, ad Cor. c. xi. v. 7.

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