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204 2 SERMON-XIL .. -: tra Francisco, y sus hijos pretenderian acabar con él, y con su religion á toda costa. Con efecto , oyentes mios, juntáronse en el infierno los demonios en un tumultuoso conciliábulo, y apuraron' sus diabólicas astucias aquellos espíritus malignos , excogitando me: dios y arbitrios para exterminar de la tierra á los que tantos daños les causaban. Reveló Dios 4 su siervo Francisco estos perniciosos consejos del abismo pa- ra que previnieseá sus hijos , asegurándole al mismo tiempo de su proteccion , y diciéndole estas formales palabras: “ Esta religion es mia , y tórno de mi cuen- »ta defenderla.” A la verdad , la persecucion del in- fierno fue tan terrible despues de muerto el Santo, que ha sido bien necesario el amparo del Señor para no acabarse enteramente. ¡Ay de mí, señores! De solo pensarlo se me estremecen las entrañas. Supo- ned que al fin hubiera logrado el demonio acabar es- ta religion, y que el Señor, siempre venerable en sus juicios, le hubiera dada licencia para arrancar hasta las raices mas profundas e e te árbol, que era ya desde sus principios el gozo y la alegría de la Iglesia, ¿quántas pérdidas hubiera padecido la religion y la piedad ? ¿Quién hubiera llevado el Evangelio al Africa, al Asia, 4 la América? ¿Quién hubiera san- tificado tantos millones de almas en el nuevo mundo? ¿Quién hubiera dado tantos Pontífices 4 Roma, tan- tos Cardenales , tantos Patriarcas , Arzobispos y Obispos á las Iglesias: tantos Mártires á la fe, tantas Vírgenesal paraiso, tantos intérpretes á la Escritura, tantos celosos predicadores á los pueblos? Si el de- monio hubiera cortado en flor esta hermosa planta, ¡pobres Universidades! defraudadas hubierais queda- do del explendor y gloria que os dieron los Ales , los Buenaventuras, y otros innumerables. ¡Pobre Espa- ña! ¡Pobre Francia! ¡Pobre Italia ! cuyos heregesy - pecadores sentados en las tinieblas de la muerte, no