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pe Sin CAYETANO. ts empleamos las riquezas en perjuicio nuestro y daño de nuestro próximo! ¡Quántas veces abusamos de la ciencia para seducir la sencillez y candor de las personas! ¡ Quántas veces atropellamos la ley, la razón y la justicia por hacer valer una injusta: determinacion de nuestro empleo! No. así , amados mios, no así: imitemos 4 Cayetano, felíz en las prosperidades por el buen uso que hizo de ellas: imitémosle tambien en los trabajos , en: los quales fue felíz por-la paciencia y resignacion con que los toleró. Ya hemos visto lo primero : vamos á demostrar muy brevemente lo segundo. | SEGUNDA PARTE. 20 0000000 Es la vida del hombre una perpétua alternativa de gustos y pesares, de p ceres y tormentos, de desdichas y felicidades. Nada mas frecuente vemos cada dia que aparecer hoy como un pobre.dester- rado, el que ayer era un rico poderoso: ser rew «putado hoy por malo «el que ayer era:adorado, y creíamos ser santo y bueno; y mirar hoy derri- bado sobre el polvo al que ayer era adorado en su trono. Sí, señores: ya sabeis que es una verdad de fe que la vida del hombre es comparada al viento, que jamas permanece en un mismo estado. Esta es nuestra triste situacion sobre la tierra. No extra- ñareis que tal fuese tambien la vida de nuestro in= signe Cayetano. Le hemos visto en el colmo de sus felicidades. Justo es verle tambien en el abismo de «Sus desprecios , para que en todas las cosas aparezca como hombre:verdaderamente felíz. : NATI Como el fin de su instituto era desterrar la in- devocion € ignorancia de los eclesiásticos , el des» órden de las costumbres en los legos, la negligen- cia del culto divino en las 1glesias, y la.poca aficion

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