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pE La PURÍSIMA Concercion 80. 163 el mortífero veneno de la serpiente. Habíase acor- dado el Señor del nombre de algunos quando aun se hallaban en'el materno albergue: de sí mismos lo confesaban Isaías y el Bautista (a). Pero el que- brantar la cabeza de la serpiente antes de sentir el veneno de sus asechanzas,y el ser concebida na criatura sin contraer culpa, era privilegió pro- pio y peculiar de María: Marie A. 10 est, nor davitur alteri. Un privilegio con que el. mis- mo Legislador en cuyas manos están las llaves de la muerte, eximió á. su Madre de la ley univer- sal: Non enim pro te, sed pro omnibus bec lex cons- tituta est. Es verdad (dixo el Señor á María) que la ley está promulgada para todos, pero vos ma- dre mia, paloma mia, inmaculada mia , sois 'ex- cepcion de esta ley: Non enim pro te, sed pro om- nibus bec lex constituta est. 2 Si yo pensára en demostraros con grande apa- rato de autoridades y razones'esta verdad, ¡qué de preciosidades no hallaria para executarlo! Las divi- nas Escrituras, las obras de los Santos Padres, las declaraciones de los Concilios , los decretos de los Pontífices, el consentimiento unánime de los pue- blos., los milagros mas patentes, las razones mas invencibles, todós á la verdad son medios que me harian nada dificil llegar 4 demostrarla. Con solo mirar á nuestra madre la Iglesia désde el princi- pio de la ley de gracia hásta nuestros dias, se' me presentarian por testigos de esta verdad los «mas célebres héroes aue ha tenido el cristianismo en santidad y ciencia: En el primer siglo” veriamos los Santiagos, Marcos y Andréses en sus liturgías: en el segundo los Justinos, Hipólitos y Cipriános (a) De ventre matris mea recordatus est nominis mei. Isai. S wa ¿ud bis dl ¿$ his > “XLIX. Y. l. bits ( Xxa

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