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peL Rosarro DE María: SAaNTÍSIMA. — 147: ría un consuelo universal para todas sus afliccto- nes : las doncellas para el acierto en la eleccion de estado : las casadas en los peligrosos apuros de sus partos, las viudas en su soledad y desamparo, los sacerdotes en las ocupaciones desu santo mi= - nisterio, y los religiosos en el retiro y abstrac= . cion de sus monasterios. Todos encontramos en Ma- - ría Santísima , quietud en nuestros desconsuelos., di-. reccion en nuestras determinaciones , y amparo en nuestras tribulaciones. Sí, señores , al verlos pobres remediados, rescatados los cautivos, los enfermos sa- nos, instruidos los ignorantes , y los tristes con- solados, confesamos ser muy útil el amparo de Ma- ría Santísima para todos los trabajos de la vida, y esperamos firmemente que no será menos útil en el formidable, y tremendo-momento de la.muerte. - Pero esto es cabalmente lo: que propues pera; la se= da reflexion. M. Ya lo he dicho, oyentes mios, y no temo : repetirlo con firmeza en nombre de nuestra ama- bilísima madre del Rosario. No solo nos es útil su proteccion en la vida, sino tambien en el último momento de ella, En aquel momento, digo, el de. mayor importancia, sin experiencia de otro, y sin. - destreza para acertarlo: en aquel momento espan-: toso para el pecador, y felicísimo para el justo: en aquel momento que es cierto que ha de ser, esincier- to quando será, y certísimo que nunca volverá á. ser: en aquel momento , en fin , en que despojados de las riquezas, desnudos de la nobleza, y sepa=. rados de los empleos y amigos, no veremos mas compañía con nosotros que nuestras buenas ó ma- las obras.¡¡Ó qué horror! La propia conciencia nos atribulará , presentándonos el mal que hicimos, y el bien que dexamos de hacer. Allí aparecerá la wbesbia de nuestro corazon, de nuestras palabras, EY